La resiliencia es uno de los temas que más me interesan de cara a la llegada de la adolescencia, me parece una de las mejores herramientas de las que podemos dotar a nuestros pequeños.
Yo no soy ninguna experta, pero conozco a alguien que se dedica a esto, así que le he pedido ayuda a Patricia. Si eres nuevo por aquí te cuento, Patricia es coach y yo hice dos procesos de coaching con ella.

Ella nos va a contar qué es y cómo educar en resiliencia a los adolescentes y a los peques de la casa.
¿Qué es la resiliencia?
Resiliencia o lo que es lo mismo, la capacidad de hacer frente a las adversidades, superarlas y salir fortalecido de ellas.
Una capacidad de las importantes. Porque está claro que en la vida todos vamos a enfrentarnos a situaciones dolorosas. Pero la clave de la cuestión es salir transformados positivamente de ellas.
Y esto, no es algo que todo el mundo consiga. Porque a pesar de ser una capacidad que tenemos los seres humanos, no todos la tenemos desarrollada en la misma medida. Al igual que no todos tenemos la misma facilidad para hacer deporte, las matemáticas o el inglés.
Pero la buena noticia es que cualquiera de estas habilidades emocionales se puede entrenar. Así que se puede aprender a ser resiliente.
Cuando hablo de esto con mis clientes se quedan con la boca abierta. ¿Entrenar?
Sí, entrenar. Como en un gimnasio. Sólo que se trata de ponernos cachas emocionalmente.
Los músculos emocionales no se ven ni se tocan, pero están ahí. Y cuanto más los entrenemos, estaremos más preparados para vivir una vida plena y satisfactoria.
Así que cuando el otro día mi querida Lucía Baballa me dijo que sería interesante tocar el tema de cómo educar a los niños en la resiliencia me pareció una idea genial.
Y sobre todo necesaria. Para dotarles de herramientas que les fortalezcan y les permitan afrontar poco a poco, y en base a su edad, lo que les toque vivir.

Esto no pretende ser una guía, pero sí quiero compartir contigo aquello que por mi experiencia vital y profesional sé que funciona y puede ayudarte.
Por supuesto, ya sabes aquello de que se enseña dando ejemplo. Más que ejemplo, me gusta hablar de coherencia. Así que además de tener una parte activa en los tips que vienen a continuación, te propongo que en aquellos en los que notas que flaqueas, pongas especial atención y te lo tomes como algo para crecer tú misma y así poder ser coherente.
1.-No sobreprotejas.
Como padres se nos parte el alma sólo de pensar que nuestros hijos pueden sufrir al enfrentarse a determinadas situaciones. Pero dime…
¿Cómo van a desarrollar sus propios recursos y aprender a gestionarlos si evitamos que pasen por cualquier situación que implique dolor o incomodidad?
Por supuesto que debemos estar ahí por si necesitan recurrir a nosotros pero, poco a poco y por supuesto, adecuándonos a su edad y sus necesidades, debemos permitir que se enfrenten a las situaciones y sepan cómo responder.
¿Y si se equivocan? Se van a equivocar, por supuesto. Pero sólo así podrán aprender a hacerlo mejor. A darse cuenta de qué deben hacer diferente la próxima vez.
¿Recuerdas cuando empezaban a caminar y se caían? Seguro que te llevaste un susto de vez en cuando. Pero gracias a esas caídas, encontraron el equilibrio y aprendieron a hacerlo cada vez mejor.
¿Qué hubiera pasado si nunca les hubieras soltado de la mano para que anduvieran solos?
2.-Expresa tus emociones.
A menudo me encuentro con madres o padres que reprimen sus emociones delante de sus hijos. Tienen miedo a parecer menos fuertes, o a que sus hijos sufran si los ven a ellos pasarlo mal. Así que no lloran o no comparten sus miedos e inseguridades con los más pequeños de la casa.
Frases como: “¿Cómo me van a ver mis hijos llorar? Pobrecitos, no se merecen pasarlo mal por mi culpa “. O “Si me ven débil…¿cómo van a recurrir a mí el día de mañana?”
Bien sea por sobreprotegerles o bien sea porque nuestra identidad de súper héroes no se vea dañada, en mi opinión les estamos haciendo un flaco favor. Y más importante aún, estamos privándoles de la mejor enseñanza que podemos darles: somos humanos, tenemos emociones, y debemos y podemos aprender a gestionarlas.
Identificar qué emociones sentimos, qué información nos dan y cómo gestionarlas para transformarlas en algo positivo es algo vital y básico para ser personas resilientes.
Por eso mostrarte vulnerable ante tus hijos, para mí, es el mejor regalo que les puedes hacer.
Y no es síntoma de debilidad. Al contrario. Es una muestra más de tu humanidad y de fortaleza e inteligencia emocional.
Expresar y vivir tus emociones delante de ellos abre un espacio para que ellos puedan hacer lo mismo.

3.-Ayúdales a que asuman su responsabilidad.
A que sepan que deben responsabilizarse de lo que hacen, de lo que no hacen y de sus propias emociones. A que tienen opciones y que es su responsabilidad elegir la que consideren, lógicamente dentro de los límites adecuados a su edad.
Es curioso como muchas veces nos quejamos de la falta de responsabilidad de nuestros hijos pero sin embargo no somos conscientes de que si decidimos por ellos o les solucionamos sus errores jamás van a serlo.
Recuerda que la responsabilidad es la habilidad para responder ante lo que nos sucede. Sea lo que sea. Y todos tenemos recursos o los podemos desarrollar.
Preguntas como estas pueden ayudarte:
-¿Y tú qué harías?
-¿Qué pasa si lo haces? ¿Y si no lo haces?
-¿Cómo te gustaría hacerlo?
4.-Potencia una sana autoestima y el autoconocimiento.
Es importante que aprendan a conocerse, a saber sus fortalezas y aquellas partes de sí mismos que les gustaría mejorar. Felicítales por sus logros, impúlsales a superarse y a dar lo mejor de sí mismos siempre. No les etiquetes.
Antes de irse a cama puedes preguntarles 3 cosas de los que se sienten satisfechos de sí mismos en ese día. No sólo les permitirá cerrar el día quedándose con lo positivo sino que los conectará con ellos mismos y con su valía.

5.-Mira películas con ellos que les aporten ejemplos de superación personal y resiliencia.
Por supuesto adecuadas a su edad, que puedan entenderlas aunque muestren historias duras. Coméntalas después. Pregúntales qué hizo el protagonista para mejorar o salir fortalecido. Habla de esos valores que poseía y en los que se apoyó para salir adelante.
6. Fomenta una actitud positiva en casa.
Ayúdales a buscarle el lado positivo a todo, porque incluso las cosas negativas que nos pasan tienen una parte positiva, y es el aprendizaje que sacamos.
Preguntas como ¿Qué has aprendido de esto? ¿Qué harías de forma diferente la próxima vez? Les pueden ayudar a tomar conciencia

7. Trabaja con ellos el agradecimiento.
Un buen ejercicio es el de en cama, y antes de dormir, escribir (o decir) 3 cosas que agradeces de ese día. Les ayudará a varias cosas: valorar lo que tienen, centrarse en el presente y enfocarse en lo positivo también.
Espero que estos tips para saber cómo educar en resiliencia a los adolescentes y peques de la casa te hayan gustado tanto como a mí.
Por último quiero hacerte una recomendación y es una charla que ha dado Boris Cyrulnik sobre Resiliencia en la web aprendemos juntosque seguro que te gustará.
Y en el link sobre adolescencia todo lo que hay en el blog hasta ahora.

3 Comments
Gracias porque muchos tips no los conocía o no los ponía en práctica y desde luego necesito
Gracias a ti Ana.
Un beso fuerte.
[…] Las diez cualidades de una persona resiliente. […]