El día del cáncer. Mi cáncer de mama.

Seguramente éste es el post más difícil que he escrito hasta ahora en el blog: hablar sobre mi cáncer de mama.

Sí, cáncer. Suena duro pero «life is life»….

Lo he pensado muchísimo. Le he dado mil vueltas a la cabeza sobre si debía o no dejar esto «colgado» en el blog pues es «jodido» y difícil.

Pero lo quiero escribir para ti, que estás asustada. Para ti, que tu madre te acaba de dar la noticia.  Para ti, que piensas que esto siempre le toca a otra persona. Para ti, que tu hija te acaba de llamar llorando diciéndote: mamá tengo cáncer de mama.

Pues eso. Un día explorándome un pecho me noté un bulto en la parte superior. No soy mucho de alarmarme -soy huevona por naturaleza- pero sí dije: Lu, tienes que llamar al médico, algo pasa aquí.

Adelantamos la mamografía y ecografía de mama que me tocaba y un miércoles a las 9:00 de la mañana después de coger los resultados en la clínica, me encontré en plena calle abriéndolos (ojo, me dijo el gine que lo hiciese ya que estaba de vacas): carácter maligno con probabilidad del 95%, imprescindible biopsia por ecografía…. En fin, sí, que tenía cáncer de mama y lo tenía que «procesar».

Y la vida, de repente, te da un vuelco. Un vuelco absoluto. Te quedas en shock.  En ese momento, apenas puedes reaccionar…

Y me vinieron a la cabeza mil preguntas: ¿por qué yo?, ¿qué injusta es la vida?, ¿me voy a morir?. Necesito ver crecer a mis hijos… son tantas las preguntas y  las sensaciones que se agolpan en tu cabeza en ese momento que es muy difícil de describir.

Si me pides una sola emoción es miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a lo que está por venir, miedo a cómo lo vas a afrontar, miedo a cómo vas a decírselo a los niños, miedo a lo que va a sufrir tu familia, miedo al «bicho» que tienes dentro y sobre todo miedo a morirte.

Sin siquiera el miedo procesado, nos pusimos manos a la obra. Mi amiga Lorena, que es médico  ( y a la que no podré agradecerle suficiente lo que me está acompañando), me guió en el camino:

Vale, sabemos que esto está ahí, ahora hay que ponerle nombre y apellidos para poder tratarlo.

Y eso hicimos, me biopsiaron el bulto, supimos de qué tipo de tumor se trataba y a partir de ahí continuamos con la lucha. Me han operado, todo ha salido muy bien y sigo con mi camino.

Quiero aprovechar esta ventana para agradecer a todo el equipo médico y enfermeras cómo me están cuidando, cómo me acompañan y me están guiando y arropando en todo este proceso. Cada gesto, cada cita, cada sonrisa, me han ayudado muchísimo. Gracias, mil gracias…

¿por qué me he decidido a escribir este post?

Porque es necesario que vayas a tus revisiones, que hagas lo que te dice el ginecólogo, mamografías, ecografías de mama, citologías, todo. Porque es necesario que te explores, tú mejor que nadie conoce tu cuerpo.

Porque es necesario que escuches a tu cuerpo, lo he oido muchas veces y hasta ahora no era consciente de que es una verdad como un templo. Tú mejor nadie sabes qué está bien y que está mal.

Si con este post consigo que solo una de vosotras o vosotros vaya al médico y se explore lo doy por bien empleado. No lo dejes pasar porque desgraciadamente esto le puede ocurrir a cualquiera. Olvida eso de «a mí no me va a tocar», las estadísticas están ahí y no engañan.

Hazte las revisiones, tócate, es el mejor consejo que puedo darte.

Si lees este blog con regularidad sabrás que soy «práctica» y por eso he pensado también en algunas posibles dudas o preguntas que quizás te surjan y que a lo mejor te gustaría preguntar, así que eso es lo que te contaré desde mi experiencia.

¿En qué momento se lo contamos a los niños?

Nuestra intención era hacerlo una vez nos dijeran que el nombre y apellidos del bicho, pero escucharon una conversación y se lo contamos antes de saber cuál era el plan de acción.

No les ocultamos nada en ningún momento, les contamos todo, les dejamos que preguntasen, les dejé tocar el «bolón», si, le pusimos nombre. Me quité el pelo en una foto, porque iba a estar muy fea y quisimos saber cómo sería. Nuestra premisa fue no mentir, explicar siempre y naturalidad ante todo.

No sé si es por la edad que tienen, por su carácter, o porque no les mentimos en ningún momento, pero lo llevaron muy bien.

La protagonista de la enfermedad eres tú.

Tú dictas las normas, cuándo llorar, cuándo reír, cuando contarlo, cómo hablarlo. Eso sí, a mí me ayudó muchísimo el gran apoyo que tuve de mi familia y mis amigos.

Personalmente me han dicho muchas veces a lo largo de todo este proceso que soy una valiente. Pero te voy a contar una cosa, valiente fue Ignacio Echeverría que se pone delante de un terrorista y salva a una persona. Yo no soy valiente, soy práctica, por decir algo, había un problema y había que atajarlo, me limité a hacerlo de la mejor forma que supe.

«El ánimo es fundamental» cuántas veces has escuchado esto… El ánimo no te va a curar, la ciencia sí, los médicos también, pero sí ayuda.

Desde que leí el informe médico y llegó la «noticia» hasta dos días antes de la operación, seguí trabajando, mi vida continuó tal y como era, trabajo, niños, cole, casa… me ayudó a no comerme el coco y llegar lo más tranquila el día de la operación.

Creo que mi buen ánimo ayudó a que mi familia y amigos estuviesen bien, y como te digo ellos han sido parte fundamental en mi enfermedad así que si creo que el ánimo me ha ayudado.

Permítete llorar, gritar y cagarte en todo (perdona la expresión). Nadie sabe lo que estás pasando salvo que hayan pasado por lo mismo así que cuando llegue el momento de llorar llora, cuando necesites gritar, hazlo.. te quedarás como nueva para el siguiente asalto.

Y si tú que me lees estás acompañando a alguien con cáncer, permítele que tenga días de mierda, los hay, no pasa nada, no intentes animar, no digas todo va a salir bien, solo acompaña, yo no necesitaba nada más.

Detalles prácticos que me han ayudado en la operación

Sujetadores especiales para el post-operatorio. Llegué al hospital sin ellos y al día siguiente de operarme ya tenía que ponérmelo. Mi madre y mi hermana habían visto que Belén había hablado de los de Women Secret así que me los compraron y son comodísimos y perfectos. En Carrefour he visto que también tienen unos.

Duchas, las esponjas que tienen en los hospitales con el jabón incorporado  son fantásticas para ducharte luego en casa, por lo menos al principio.

Quizás seas de las personas que no quieren contar nada, pero si como yo tenías a amigos y familiares pendientes de ti yo personalmente cree un grupo de WhatsApp en la que nombré a mi hermana portavoz oficial de mis avances 🙂 . Yo me olvidé de mi teléfono pero conseguí que todo aquel que estaba preocupado por mi estuviese tranquilo sabiendo que estaba bien.

No tengas expectativas, no tengas prisas, poco a poco. Fui a dos citas con el médico y enfermeras con demasiadas expectativas y eso me chafaba mucho así que aunque tardé, conseguí ir a las siguientes sin esperar nada, solo que me dijesen que iba por el buen camino y ya está.

Y hasta aquí mi relato.

Espero de corazón haberte ayudado, espero que si hace tiempo que no te revises, estés pidiendo cita con tu médico, fomentar la prevención es el objetivo de este post.

Todas las imágenes que ves en el blog son de aquí.